Con unas nuevas generaciones y unos líderes empresariales cada vez más comprometidos social y medioambientalmente no es de extrañar que fenómenos como el voluntariado haya crecido de manera notable en los últimos años. El corporativo, esto es, ese que promueven las propias compañías entre sus plantillas dentro del horario laboral, aporta beneficios a los propios empleados (mayor satisfacción, adquisición de habilidades, etc.), a la empresa (mejor reputación, mayor engagement y fit empleado-cultura corporativa, etc.) y al entorno donde ésta opera. Así lo recogía en diciembre Fundación Adecco en uno de sus post.
Fundación Adecco también hacía hincapié en el enriquecimiento que promueve el voluntariado corporativo en la comunicación interna de la organización al crear nuevas relaciones entre los empleados de diferentes departamentos, áreas y niveles de la firma. El voluntariado corporativo puede impactar en asociaciones que trabajan con colectivos vulnerables como son las personas mayores; con diversidad funcional; niños, jóvenes, mujeres y demás comunidades en riesgo de exclusión… El objetivo siempre es abogar por la dignidad y la calidad de vida de todos ellos.
Además, los consumidores valoran más y mejor a las empresas socialmente responsables. Así lo afirmaba en un estudio del pasado año, la consultora especializada en reputación empresarial, Reputation Institute. Tras medir la opinión de más de 47.000 consumidores de 15 mercados diferentes, un 59% de los encuestados valoran en mayor grado a las empresas socialmente responsables. Los consumidores españoles son especialmente sensibles a los temas relacionados con la responsabilidad social de las empresas y concluyó que la RSE explica al menos un 42,5% de la reputación de una compañía.
La cara amable de la crisis
Sin embargo, más allá de este tipo de acciones vinculadas a la empresa donde uno trabaja, las personas también pueden involucrarse a título personal. De hecho, durante la crisis sanitaria del Covid19 esta se ha vuelto una práctica al alza en nuestro país, habiéndose cuadruplicado desde que la pandemia hiciera acto de presencia, según apunta Plataforma del Voluntariado de España. Entidades sociales como Cruz Roja, Oxfam Intermón y Cáritas también apuntan a otro fenómeno: un relevo generacional –favorecido por el cese de la formación presencial y, en algunos casos, también por ERTES- entre los voluntarios que desean aportar su granito de arena en esta crisis que ha arrasado no solo en términos sanitarios, sino también económicos y empresariales.
La pandemia ha provocado el cierre de centenares de empresas, ERTES sobrevenidos, autónomos que han visto quebrar sus negocios… Con el cierre de los colegios y hasta que se tomaron medidas al respecto, miles de familias en situación de especial vulnerabilidad también fueron desprovistas de las becas comedor, con el perjuicio que esto ocasiona para la salud de sus integrantes más pequeños.
Situaciones muy diversas, surgidas o acrecentadas a raíz del Covid19, que han removido conciencias en nuestra sociedad, promoviendo que muchas personas se informaran acerca de cómo podían hacer más por sus vecinos. Y no nos referimos en términos económicos -con donaciones- sino invirtiendo parte de su tiempo en cooperar con bancos de alimentos que también se han visto obligados a intensificar su actividad en este período; haciéndoles la compra en el supermercado o en la farmacia a sus vecinos más mayores, o paseando a sus animales de compañía; resolviendo a distancia dudas que los más jóvenes pudieran tener con sus deberes; repartiendo alimento entre los sintecho, que junto a los ancianos son los colectivos más vulnerables, etc.
Hubo estudiantes de últimos cursos de Medicina y Enfermería que, ni cortos ni perezosos, empezaron a atender consultas telemáticas y telefónicas en las instalaciones ambulatorias y hospitalarias. Una ola de solidaridad que, sin duda alguna, es la cara más amable de esta crisis sanitaria y que, esperemos, perdure en el tiempo una vez la dejemos atrás.
Impulso de la RSC
Conscientes de que las grandes acciones son el resultado de la suma de pequeñas iniciativas que cada uno de nosotros podemos llevar adelante en la medida de nuestras posibilidades, en Event Think apostamos siempre por dotar de un carácter solidario algunos de los eventos que organizamos como agencia de comunicación. En los planes de comunicación que presentamos a nuestros clientes también les instamos a implementar en sus organizaciones programas de RSE y voluntariado corporativo a favor de entidades de proximidad como Cruz Roja, Cáritas Diocesana o la Fundación Soñar Despiertos, entre otras. Iniciativas, todas ellas, que hilan de lleno con la filosofía de las personas que conformamos la agencia y que durante esta pandemia también hemos realizado acciones de voluntariado de proximidad para algunas entidades y personas de nuestro entorno.
Llamar a la acción en un momento de inflexión como este, en el que nos hemos visto abocados a una «nueva normalidad» que despierta sobre todo incertidumbre, es una buena manera de formar parte del cambio. Y es que detrás de cada crisis se esconde una nueva oportunidad y depende de cada uno de nosotros convertirnos o no en actores clave de esta evolución social. ¿Estás dispuesto a asumir el reto, bien a título personal, bien alzándote como promotor del voluntariado corporativo en tu lugar de trabajo?:-)
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Imágenes archivo y Unsplash