Una comida de negocios o de carácter social es una importante herramienta de comunicación y sociabilización. En la mayoría de encuentros sociales, empresariales y oficiales, la comida está presente por lo que, en torno a una mesa, se pone a prueba la habilidad de todo anfitrión, pero también de cualquier invitado, ya que una actitud amable y generosa, debe ser recíproca. Y es que la carencia de empatía o modales, puede llevar al fracaso cualquier relación social, corporativa y hasta de una negociación empresarial. Tener ciertos conocimientos de cortesía social, sin duda será un plus para lograr el éxito en nuestras relaciones.
Somos lo que decimos, pero también lo que hacemos, y aunque la educación y el protocolo se basan en una serie de normas sociales y de cortesía, no será necesario que seas un expert@,ni conozcas todas las normas de protocolo, lo más importante es que prime el sentido común. Trasladar esa coherencia por tanto a la hora de sentarnos a una mesa (seas o no el invitado), será muy importante para evitar situaciones incomodas o fracases en tu entorno socio profesional.
Siempre es agradable reunirse con amigos, compañeros de trabajo o familiares alrededor de una mesa, y recibir en casa es todo un arte. Si vas a celebrar una fiesta o cena, te preguntarás si eres un buen anfitrión. Aunque es una tarea que no está exenta de complejidad, y en cierta medida dependerá del tipo de invitados y situación, el éxito de todo anfitrión radica en la empatía, la generosidad y en los pequeños detalles.
Ser un buen anfitrión es practicar el arte de agradar, y para lograrlo hay que esforzarse. Jane Austen sabía lo que decía, y lo hacía con elegancia. Afirmaba que la cortesía y generosidad, es lo que mantenía unida a las sociedades. Cuando eso sale por la ventana, la ignorancia y grosería imperan. Y es que los modales y la generosidad -de un anfitrión en este caso- expresan claramente la preocupación por los demás.
Un buen anfitrión se preocupa por conocer a sus invitados y saber con qué los puede hacer felices. Crea grupos coherentes o inteligentemente pensados, maneja bien los tiempos, planifica lo que va a ofrecer, en qué lugar, momento y de qué forma. Además, mezcla con prudencia educación y cierta dosis de informalidad para que todo el mundo se sienta cómodo. Aplica buen gusto y sencillez para que nada resulte forzado, y practica la psicología y la espontaneidad. La psicología para prevenir posibles roces, y la espontaneidad para no alejar a las personas tras la barrera de una rígida formalidad. Y todo ello, no es una tarea fácil.
Cuando celebramos un acto con la familia o los amigos, aunque entendemos que nos reunimos con personas de confianza, y que, en cierto modo, no es necesario seguir un exigente protocolo, no significa que no vayamos a cuidar todos los detalles en función del acto que vayamos a celebrar para brindar una atención especial a los invitados. Pues, aunque estemos de celebración en un contexto más informal o distendido, lo que deseamos ante todo es que se sientan cómodos en nuestra casa y que noten el detalle y consideración que has tenido para con ellos.
Te ofrecemos algunas claves que te podrán ayudar a que te conviertas en el mejor anfitrión. Aunque, si eres empátic@, detallista, te gusta recibir, atender y socializar, tienes mucho ganado😊
- Decide en primer lugar qué tipo de evento quieres celebrar, en qué momento del día y valora los medios disponibles. Fundamentalmente físicos y materiales (espacios, tipo de mesa, vajilla, cristalería etc.), como económicos (utiliza con inteligencia el presupuesto).
- Escoge con sabiduría a quién invitarás en tu hogar. Antes de pensar en el menú o en la ambientación del espacio, es importante que tengas muy claro a quién invitarás. Cerciórate de contemplar entre tu lista de invitados a personas que puedan hacer una buena combinación y que mantengan una interacción interesante, a fin de crear armoniosas relaciones. Al final, el éxito del encuentro dependerá en gran medida de la compatibilidad entre los invitados. El tipo y número de invitados que decidas, así como la afinidad entre determinados grupos, te ayudará además a completar la planificación.
- Invita con anticipación. Por educación y respeto al tiempo de los demás, extiende tu invitación dos semanas antes y espera confirmación de asistencia. Esto te ayudará a contemplar el menú y la disposición de los comensales, entre otras cuestiones.
- Selecciona el menú y la bebida acorde al tipo y gusto de los invitados. Además, será importante conocer, las intolerancias alimentarias por cuestiones de salud, filosofía o religión de tus invitados. Recuerda que algo simple, pero delicioso nunca falla. Además, te ayudará a determinar cuántos servicios, de qué tipo, y cómo realizaremos la disposición de los comensales en nuestra mesa. No cocines algo por primera vez. Para una ocasión especial, es mejor ir sobre seguro.
- Orden, limpieza y detalle. Parece obvio, pero no está de más recordar que no debemos cuidar únicamente la estancia principal donde realizarás la cena y el menú que hayas dispuesto. Todos los espacios deberán estar meticulosamente ordenados y cuidaremos de no dejar nada al azar.
- Viste la mesa al completo acorde al tipo de celebración, espacio disponible y menú. Además de los elementos de la mesa y en función del grado de confianza, sería conveniente que indiques la disposición de tus invitados con el nombre de cada uno de ellos. En cuanto a los más pequeños de la casa (tanto si se les ha elaborado un menú diferente, como si proceden a comer antes), lo más recomendable es habilitar una mesa especial para ellos:)
- Entrega lo mejor de tu hogar, tus invitados lo merecen. Además de la disposición de elementos y comensales en tu mesa, ofrece la mejor mantelería, vajilla, cristalería y cubertería que tengas para la ocasión. El recuerdo de una cena en platos desechables, puede arruinar tu reputación.
- Deja todo listo antes de que lleguen los invitados. Una vez que los invitados han llegado a casa, no está bien visto y sería una grosería desatenderlos para proseguir con los preparativos de la velada. Si estás más pendiente de solucionar problemas de última hora que de atender a tus invitados, no estarás siendo un buen anfitrión.
- Cuida tu imagen. Recibir a amigos o familiares en casa es una experiencia maravillosa y emocionante, pero también puede resultar estresante y exige mucho tiempo. Aunque ello no será excusa para que los anfitriones no cuiden su imagen. De nada servirá que nuestra casa esté preciosa, nuestra mesa destaque, y la comida deliciosa, si los anfitriones van desaliñados o excesivamente cómodos. Nuestro atuendo irá acorde al tipo de celebración e invitados. Una imagen discreta, elegante, y cómoda será la más acertada y práctica.
- Recibe y atiende a todos tus invitados. Preferiblemente hazlo personalmente y desde la entrada de tu hogar. Si el número de invitados es muy elevado, delega en otras personas de la familia o de tu máxima confianza para que comparta la acción de recibir y atender a medida que vayan llegando.
- ¿Debo mostrar mi casa? Aunque es costumbre y tradición en nuestro país, hazlo únicamente si te hace sentir cómodo, pues en realidad no es obligatorio enseñar tu casa a los invitados.
- Fomenta las relaciones y evita los silencios. Las cenas y fiestas son el momento perfecto para cuidar y fomentar las relaciones, y tú, como anfitrión eres el perfecto nexo de unión entre los invitados, fundamentalmente entre los que no se conocen de nada. Procura que todos los invitados se relacionen y busca romper el hielo con puntos en común y temas de conversación que puedan agradar e integrar. Si el número es elevado, podemos recurrir nuevamente a una persona de confianza que te ayude en las labores de presentación y relación.
- Cuida los detalles ambientales. Genera un ambiente cálido y agradable con una buena temperatura y música de fondo que no distraiga ni impida la conversación. Estar pendiente de las necesidades de cada invitado bajo esa atmósfera, hará que se sientan muy cómodos.
- Equilibrio en la decoración de la mesa Tanto si vamos a desarrollar la disposición de un comensal cuidando del protocolo hasta el último detalle, como si la cena o comida es informal, ¡cuidado con las decoraciones excesivas! Tu encuentro tiene como objetivo la socialización entre los asistentes. Por lo que una decoración cargada puede entorpecer enormemente la interacción o una grata conversación entre los invitados.
- Sienta a los invitados según la disposición que hayas realizado y teniendo en cuenta las afinidades con el resto de la familia o amigos. Este detalle será imprescindible para que se sientan verdaderamente cómodos.
- Piensa con anticipación pero sé flexible ante lo inesperado. Es probable que todo vaya tal y como lo habías planeado. En caso contrario, adáptate a la situación, sonríe y sigue adelante con naturalidad. Los pequeños fallos pueden incluso ser recordados como los momentos más graciosos de la velada.
- La sobremesa. Siempre ha tenido un papel importante, pero si el encuentro no es excesivamente cercano y familiar, suele tener una duración entre media hora y una hora como mucho. Aunque como anfitriones no debemos marcar el final. Por norma general, si el acto es familiar, cercano y distendido, la sobremesa se puede alargar cuanto se desee.
- Disfruta. Quieres que todo salga a la perfección, pero estar nervioso durante toda la velada cuidando de que todo salga al milímetro, hará que seas la única persona que no disfruta de la fiesta. Y eso es triste, teniendo en cuenta que la has organizado tú, ¿no crees? Así que no te olvides de disfrutar, lo notarán quienes te conocen y además, se contagia😉