Muchas personas creen, que San Valentín se celebra desde hace relativamente poco tiempo y que surgió por el interés comercial de grandes cadenas de almacenes, pero su origen se remonta a la época del Imperio Romano.
Valentín era un sacerdote que hacia el siglo III, ejercía en Roma. En aquella época gobernaba el emperador Claudio II quien decidió prohibir la celebración de matrimonios para los jóvenes, porque en su opinión los solteros sin familia eran mejores soldados, ya que tenían menos ataduras. Lamentablemente y tras un periodo de discrepancias con el Emperador, el joven sacerdote Valentín fue ejecutado un 14 de febrero del año 270.
Aunque existen diversas teorías que otorgan a esta fecha el origen del día de los enamorados, siglos después de aquel suceso, se convirtió en una celebración tradicional, que ha sido asimilada por la Iglesia Católica Romana, con la designación de San Valentín como patrón de los enamorados.
San Valentín, típicamente occidental, se hizo popular como el día de las parejas de enamorados en muchos países, especialmente anglosajones, expandiéndose a otros lugares, a partir del siglo XX principalmente a los Estados Unidos y de allí a gran parte del mundo. Tradición que se ha extendido en la actualidad a países como China, Japón y Taiwán.
Las primeras tarjetas comerciales
Como nota curiosa, indicar que el primer registro que existe sobre la comercialización de esta fecha, lo llevó a cabo la artista norteamericana Esther A. Howland como precursora de la venta de tarjetas regalo con motivos románticos y dibujos de enamorados que ideó y realizó sobre 1842.
Las primeras tarjetas postales masivas de San Valentín, conocidas como «Valentines» con símbolos como la forma de corazón o de cupido, se vendieron por unos centavos en la librería que regentaba su padre en Worcester (Massachusetts) y las cuales se convirtieron en todo un éxito.
Otra forma de celebrar este día
Pero San Valentín, en contra de lo que muchos pueden pensar, no sólo puede tratarse de una jornada para demostraciones románticas entre parejas.
A nivel social es una jornada muy recomendable para realizar acciones solidarias corporativas, no solo porque contribuye a mejorar la imagen de la compañía que las lleva a cabo, sino porque puedes ayudar a quienes más lo necesitan.
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